martes, 24 de marzo de 2009

Pensamientos. Documentación para cortometraje


Lo primero que debería enseñarse acerca de la vida es que estamos solos. Lo segundo, que siempre vamos a estarlo. Depender de los demás nos hace débiles. Demasiado, en mi opinión. Cuando necesitamos a los demás fraccionamos nuestra mente y dedicamos exclusivas partes a cada uno de ellos. Y dejamos de tener el absoluto control de nuestra vida. Si queremos que nos vayan bien las cosas, o al menos, no demasiado mal, recuerda, sólo puedes confiar en ti, y en todo caso, servirte de los demás.

Mi vida se reduce a esos momentos en los que perteneces a la minoría de gente que se opone a la infame mayoría que gobierna el mundo. A la asquerosa y maloliente masa de putrefactos cerebros que transitan, que pululan, que ocupan espacio vital y consumen oxígeno. A esa gente a la que les escupiría en el entrecejo con un rifle si tuviera la suficiente puntería.

Tal vez piensen que estamos locos, pero solo cumplimos con absoluta precisión este autoimpuesto trabajo que nos saca del tedio al que está abocada nuestra existencia. La gente no vive: dice que vive. Existen en su propia mentira. Inventan los parámetros que marcan sus vidas, los adaptan unos a otros para conformar la pestilente masa social a la que pertenecen. Se engañan, se autoprograman. Se meten tanto en el papel que aun sabiendo que actúan, empiezan a creérselo. Son el recuerdo de lo que debe ser. Son un holograma, una ilusión óptica, un espejismo. Cuando los ves crees que son, pero en realidad carecen de entidad. No son ni siquiera existencias vacías. Son huesos, músculos, vísceras, que se mueven. Se mueven, y eso es lo único que los diferencia de un cadáver.

1 comentario:

  1. Te encontré.

    En todo caso, somos como astronautas debatiéndose en el vacío.

    Un placer. O dos.

    xaguar

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