lunes, 22 de diciembre de 2014

Ella pintaba nubes

Ella pintaba nubes mientras su cielo estaba nublado. Y evitaba los charcos del pasado, sonriendo a duras penas. A veces, aún duda de su valía, preguntándole a la luna qué se mueve en el futuro, o si al menos hay futuro para ella. Y la luna no responde. Callada y oscura, se mantiene al margen. Mientras los días pasen, el futuro no existe. Escondido en las varas de un teatro, o entre una carra que gira al ritmo de la música, después del pie que da una frase. Hombres de caridad o limpiadoras. La historia se mantiene. Qué felicidad, la Navidad llegó. Llegó llena de matices. De pequeñas historias que nunca acaban. De cómo saca la voz, y la fuerza que tiene dentro. De cómo las molestosas se volvieron soldaditas. De cómo se superan los miedos cuando te dan tantos abrazos. De cómo el azul nunca es el mismo azul. De cómo se monta el techo de una carra. De cómo el corazón asusta, pero se sigue adelante. De cómo se llora delante de tanta gente. De cómo se es fiel a uno mismo. De cómo la chica de vestido violeta se convierte en Emily.

A veces, la luna está demasiado ocupada para responder a tantas preguntas. A veces, le aburre plantearse ese tipo de cosas. Y a veces, sólo a veces, no hay respuesta. Porque la respuesta llegó un septiembre u octubre, qué más da, de hace un par de años. Vino envuelta de proyectos e ilusiones, al inicio de una gran espiral. 

No puedo hacerte cambiar de opinión, no puedo darte esperanza, ni más ánimos, no puedo darte fuerza ni conseguir que te quieras. Lo único que puedo hacer es quererte tanto como lo hago.  

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