domingo, 8 de junio de 2025

Poseidonia

El cielo parpadea entre las hojas de los árboles. La hora dorada, la llaman.  Catorce semanas juntas. Los planes se me escurren entre los dedos. Y seguimos. Una lista de reproducción en eterno bucle. Cantando a pleno pulmón hasta que sangre la esperanza. Bailando con el dolor en esta torre derribada. Si le damos el tiempo suficiente, aquello que dolía dará igual, ahora solo importas tú. Porque he saltado por los aires, pero haré una canción de entre los pedazos. Morir de risa, cometer errores y no arrepentirse de haberlo vivido. Quizá eso sea lo más importante. No tapar, no tratar de olvidar para que no duela. Seguir, seguir. No demoler el pasado para construir sobre la ruina.  

Dice que no le importa dónde vayamos, que se adapta a todo. Que todo le parece bien. Y la creo. Ante nosotras, rocas y algas secas. Y detrás, las olas. Es pequeña y a la vez, inmensa. Calma. Tiempo. Una tormenta en el mar.

Nos presentamos hace siete años. La he conocido ahora. 

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